19 d’abr. 2008

La decadencia de la literatura

No sé si fue el dolor o la tristeza,

pero caí al suelo y empecé a llorar,
mientras veía los versos caer al mar y ahogarse;
yo lloraba por unos versos
que no servían para un poema.

Se ahogaban, caían al agua,
sentía los gritos dentro de mí.
Me lancé al agua,
caí sintiendo unos gritos de horror sin fin...

El árbol de siglos de vida
se ahogó en un mar.
Esta vez murió,
con unos versos que no servían para un poema.